
Los tiempos idos, jamás retornan...
Crecimos viendo y escuchando los análisis, comentarios y narraciones deportivas de un sin número de comunicadores sociales que pretendieron en muchas tardes de domingo darnos cátedra de buen fútbol, a través de los partidos por el campeonato ecuatoriano de fútbol y las “extintas- destacadas” participaciones de los cuadros del Astillero y demás equipos de la escena futbolera ecuatoriana. Pepe Murillo, Jacinto Landázuri, Carlos Efraín Machado, Marco Vinicio Andrade, Ruddy Ortiz, Fabián Gallardo, Rodolfo Piñeyro, Gerardo España, Walter Ruiz, entre otros, fueron y son los narradores de esas jornadas futboleras ecuatorianas en dónde predominaban las bromas entre ellos y las respectivas voces comerciales de múltiples emisoras deportivas que siguen ejerciendo su oficio pese al incremento de la tecnología y los tan distorsionados resúmenes deportivos televisados. Las radios Super K-800, CRE, Sucre, Caravana, Atalaya y Cristal han transmitido a través de sus ondas las jornadas futbolísticas más memorables y deprimentes del fútbol ecuatoriano. La mayoría de estas emisoras con frecuencia AM han realizado un despliegue informativo que no se compara con los acontecimientos políticos y sociales de nuestro territorio.
En el ámbito político sólo se han transmitido cumplidamente todos los interminables discursos de posesión presidencial de políticos de muchas tendencias que han ilusionado a la gran mayoría del pueblo descontento, que casi siempre ha anhelado mejores días y eso si, siempre, ha resultado defraudado. Recuerdo el campeonato nacional de 1992, el primer partido que escuche fue el partido en dónde Barcelona empató 1-1 ante El Nacional con un golazo del retirado delantero criollo, Dixon Quiñónez. Años después observe el tanto y desde que se marcó no me quedó duda de que fue un golazo por la forma en que lo describió Marco Vinicio Andrade que en aquella ocasión compartía cabina con el Dr. Marcos Hidalgo, Juan José Mendoza (J.J, voz comercial) y Ruddy Ortiz. Rememoro pese a mi frágil memoria que cada 15 minutos del partido se turnaban los narradores y apostaban para ver quién cantaba un gol. Los comentarios que siempre me llamaron la atención fueron los de Alfonso Harb, “Piquito” y el poeta del fútbol, Roberto Bonafont. Escuchar a este último siempre fue un aprendizaje diario, el primero que comenzó a hablar de sistemas tácticos de las escuadras, en lugar de estancarse en el “tiqui tiqui toque toque” de los demás narradores o en los ácidos y sobrevalorados análisis de todos sus colegas. Luego me enteré que tenía un programa que hasta la fecha se mantiene: “Pateando tachos”; cuándo lo escuché, ratifiqué que Bonafont no sólo sabía de fútbol, conoce de filosofía, literatura, historia, política, cine, todo un palabrero con conocimiento. Recuerdo que gracias a él me enteré que Jorge Luis Borges se quedó ciego a temprana edad y posteriormente lo nombraron director de la Biblioteca Nacional de Argentina. Ironías de la vida, Borges decía que la vida es tan irónica que cuándo pudo leer todos los libros del mundo ya era invidente.
Con respecto al mejor narrador que he escuchado me quedo con uno que también se mantiene: Walter Ruiz Jaén. Con su eterna frase que ha encerrado mucho de nuestro fútbol: “descafeinado” sólo necesitaba narrar con intensidad un cotejo para que quede claro que clase de partido se estaba desarrollando. Directo, con un amplio bagaje cultural, al igual que Bonafont, me resulta grato escucharlo cuándo da noticias y comenta sobre política.
En los últimos tiempos ha salido una camada de nuevos comentaristas futboleros y reitero “futboleros” mas no deportivos y hasta ahora encuentro uno sólo que me haga olvidar de los emblemáticos… Aunque uno que resulta contemporáneo, pese a que no es novato en el periodismo deportivo ecuatoriano es Diego Arcos; quizá es el único “periodista deportivo” del país porque no se ha estancado en el deporte más popular y conoce con seguridad de muchos temas más: cine, música, básquet, béisbol y otros deportes que sus colegas en su vida se han referido en sus respectivos espacios. Resulta lamentable que en la actualidad existan una serie de noveles periodistas futboleros y ninguna de ellos, hasta el momento, tenga cualidades de un narrador de la talla de los que he nombrado. Los actuales comentaristas tienen mayor libertad para destacarse, pero en este sentido, ninguno genera una diferencia de los que ya han aparecido a través de la historia. Un comentarista que marque una identidad no existe en el fútbol ecuatoriano, el único que se destaca nuevamente es Bonafont, el resto por los límites que se auto-imponen en el ejercicio periodístico, no quedan más que como unos simples “microfoneros” del fútbol, porque ni siquiera saben de todos los deportes. La identidad de determinada ciencia está marcada por las diferencias en tratar las “problemáticas” o temas que pueden interesarle a nuestros clientes, en este caso a los aficionados de los deportes. Más triste resulta observar como esos protagonistas y transmisores del fútbol ecuatoriano van envejeciendo, ya no tienen la misma chispa, dinámica y efervescencia para narrar o comentar un partido. Basta escuchar a Fabián Gallardo y Marcos Hidalgo, ambos en pasadas batallas futboleras despertaron toda la emoción de un país, ahora hacen dormir con sus infaltables muletillas que ya no generan lo misma emoción de un deporte imponderable como el fútbol. Pero, ¿quién sustituirá a los emblemáticos? Hasta el momento considero que no hay respuesta y eso que aún no se muere uno de los showman`s más recordados del país: Pablo Aníbal Vela, “El Rey de la Cantera”, el eterno periodhincha barcelonés que siempre ha gritado con esa emoción que les falta a los de ahora: “To to to to todo se sabe, todo me chamullan, todo me sapean…Nada es oculto para el Rey”... Y fíjate que si se ha cumplido aquello, nada es oculto para ese pintoresco personaje, ni lo más patético de su trayectoria al dejarse crecer el cabello con la intención de cortárselo, sólo cuándo su equipo llegue a coronarse campeón. En buena hora se arrepintió, sino siguiera con su melena de hombre de las cavernas.
En todo caso, así esta el panorama microfonero balompédico del Ecuador, ojalá pronto salgan caras y voces nuevas que si sepan con propiedad de todos los deportes y no solamente eso, sino que los transmitan de una manera distinta sin caer en los shows mediáticos con ofertas de por medio que sólo se centran en el absurdo rating que tanto daño le ha hecho al periodismo de calidad…
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