
La frase emergió por antonomasia, así como emergen las del Ché Guevara cuándo me ratificó todos los días que preferiré morir de pie antes que vivir de rodillas: “Murieron con la boca abierta llena de moscas en la vía Perimetral”. Disculpen la crudeza con la que comienzo este relato pero tengo la seguridad, luego de lo descrito por todos los medios de comunicación, que ninguna de esas más de 20 personas que fueron arrolladas por un sujeto que se quedó ruco al volante quería morir así. Una muerte intempestiva, inesperada, cruenta y de “uno se muere cuándo menos se lo espera”. Las decenas de personas que aguardaban o trabajaban en dicho paradero del Km. 23 de la vía Perimetral no se esperaban la muerte y mucho menos de esa manera: que un borracho te quite la vida producto de un sueño etílico. Y eso fue lo que paso en la famosa y tan populosa vía rápida conocida como “La Perimortal”. Cuánta historia no tendrá escondida esta arteria vial que de a poco se ha ido poblando y debe dejar de ser considerada, no por el accidente, sino desde mucho antes, una “vía rápida”.
Indignados, los moradores del sector incendiaron la camioneta responsable de la embestida y un vehículo de la Comisión de Tránsito del Guayas. Quería justicia, hasta el lunes al mediodía los moradores de los barrios aledaños al sitio de la tragedia mantenían bloqueada la Perimetral con la exigencia de ¿…? Eso no quedo claro. Querían justicia, exigían obras para su comunidad o con sus medidas de hecho querían decirles a las autoridades de tránsito y municipales que también merecen respeto de todos y no sólo de los conductores ebrios que conducen por el país. Eso, al menos a mi no me quedo claro. El responsable del accidente ya dijo que no estaba borracho, que se quedó dormido por exceso de trabajo y que ojalá Dios permita que los familiares lo perdonen. Suena fácil negar una conducta, presentar disculpas y pretender que siga reinando la impunidad.
El director de la CTG, Jaime Velásquez ha sido el único que ha puesto el dedo en la llaga, hasta el momento, es el único con hombría para decirle en su cara a todos los guayaquileños que si su conducta con respecto al tránsito no mejora, ninguna señalización ni medida parche funcionará para evitar desgracias de este tipo. Velásquez critica que en varios sectores de la ciudad, los moradores de una minoría ciudadana, si cuenta con la señalización respectiva de tránsito y pese aquello las irrespeta.
Con esto les quiso decir a los moradores de la Perimetral que ellos pueden con ayuda municipal poner todos los pasos elevados, todos los semáforos del mundo y poner a disposición de la ciudadanía todos los agentes de tránsito posibles, pero si la conducta del guayaco sigue siendo imprudente, provocadora y jugadora ante el peligro, desgracias como la de ayer se reeditarán cada fin de semana por todas las vías del país.
En ese marco, hoy tuve la desgracia de escuchar a José Zapata, presidente de la Confederación de Transportes Interprovincial decir que los choferes profesionales del país “hacen patria” las 24 horas del día al trabajar por el desarrollo de la economía ecuatoriana. Cero autocrítica, ningún pantalón para reconocer que varios conductores interprovinciales y locales no conocen lo que es la prudencia. Y eso es en el ámbito de la transportación masiva, imaginémonos a los conductores que cuentan con licencia “sportman”, ¿Ellos, recitarán todas las leyes de tránsito de memoria? ¿Dejarán de conducir cuándo están mareados? O de igual manera se embarcarán para poner su vida y la de los demás en riesgo. Telón lento...
La autocrítica, esa cualidad que le falta a todos los ecuatorianos…
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