Santos- Correa y Chávez,
¿Tridente de novela o futuros aliados de papel?
Tras el bombardeo en Angostura del pasado marzo del 2008, las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Colombia fueron quebradas por la falta de comunicación del actual presidente colombiano, Alvaro Uribe, en su afán desmesurado de combatir a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y de eliminar a los líderes de esta cúpula armada. El presidente de la república, Rafael Correa anunció en reiteradas ocasiones que dicha violación a nuestra soberanía constituiría un grave obstáculo para el reinicio diplomático, las negativas del gobierno colombiano para entregar la información del computador del extinto Raúl Reyes, fallecido durante dicho ataque militar complicaron el horizonte entre ambas naciones. Progresivamente y sin prisas, ambos países retomaron el diálogo tras varios meses de suspenso, el prejuicio ante la posibilidad de que el ex ministro de defensa, Juan Manuel Santos asuma las riendas de la Casa de Nariño crearon nuevamente un clima de tensa calma.
Ricardo Patiño, canciller ecuatoriano, de manera acertada y cauta, auguró éxitos a los colombianos con el nuevo gobierno, que pretende seguir la línea uribista de seguridad democrática y generación de empleo, pero puso en duda un eventual cumplimiento de lo ofrecido en campaña con respecto a que la diplomacia y prudencia primarán en las relaciones con los países de la región por parte de Colombia. El Candidato presidente ecuatoriano, Rafael Correa, aún no se pronuncia personalmente ante la holgada victoria de Santos, quién en campaña se mostró orgulloso de haber luchado militarmente en contra de las FARC en territorio ajeno, de antemano lo consideró una “amenaza” para los intentos de integración latinoamericana. Sin duda, Colombia decidió apostar por la continuidad del proceso emprendido por Alvaro Uribe Vélez, quién con su política de seguridad democrática, los múltiples golpes a la guerrilla de las FARC con la liberación de cautivos, sumado a la oferta de generación de empleo masivo de Santos, influyó en los resultados obtenidos por el oficialismo colombiano. Como todo político de trayectoria, Santos ha demostrado que su principal cualidad es la cautela, ni el silencio de Chávez, Correa y Morales, han motivado hasta el momento una declaración que podría ser considerada vinculante o polémica por los demás gobernantes de la región. Como todo ególatra, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha de estar esperando el llamado de Santos para medir como tiene que reaccionar ante el designio soberano del pueblo colombiano. Correa es prudente en el ámbito internacional, Morales cuasi nulo pese a la influencia ideológica de los anteriores. El 7 de agosto, Juan Manuel Santos será posesionado presidente de Colombia, pero… ¿Anulará totalmente a la guerrilla de las FARC, tal como anunció? ¿Se podrá encuadrar en el ámbito del respeto soberano? ¿Caerá en la confrontación con Chávez? ¿Se vinculará más efectivamente con los países agrupados en la UNASUR? Casa adentro, Colombia lo apoyó con el 69% pese al gran ausentismo (53%). Con Santos como presidente colombiano, ¿Ecuador y Colombia podrán reiniciar relaciones diplomáticas? El tiempo es la mejor respuesta ante tantas inquietudes… Otra vez será Mockus.
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